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La Revolución Mexicana Importancia de la historia

Publicación del jueves 20 de noviembre de 1997

La Revolución Mexicana 

Importancia de la historia

Macedonio MARTIN HU

     La libertad es un bien precioso sólo concedido a los pueblos  dignos de disputarla, a los que la han sabido conquistar luchando  valerosamente contra el despotismo -Francisco I. Madero González    El 20 de noviembre se cumplen 87 años del inicio del movimiento  social que apartó del poder al general Porfirio Díaz Mori, indio  mixteca que por su larga permanencia en la Presidencia de la  República creyó ser el único, el indispensable para mantener las  riendas del gobierno hasta su muerte. Para este fin mucho  contribuyeron las actitudes lacayunas de sus aduladores en todo el  país, particularmente caciques regionales y grupos militares.

   En el último tercio del siglo XIX, y en los umbrales del  presente, México, como país naciente hacia la modernidad, se  debatía en un conflicto económico, político y social. La escena  nacional la dominaba un grupo caracterizado por su larga  permanencia en los cargos principales de la administración pública.  A la cabeza se encontraba el héroe de la Batalla del 2 de abril,  Porfirio Díaz.

   El inicio de la ruta de México hacia la reconstrucción de su  estructura económica se da a partir de la consumación de la  independencia, en 1821. Los siguientes 50 años fueron  extremadamente difíciles, en virtud de que el país no lograba la  pacificación. Entre los hechos importantes que sirvieron para  trazar la ruta de México podemos señalar los siguientes:    -El efímero imperio de Agustín de Iturbide (1822-23).

   -El establecimiento, en 1824, de la República Federal, cuyo  primer presidente fue Guadalupe Victoria.

   -La separación de Texas, el 2 de marzo de 1836.

   -El bombardeo del puerto de Veracruz por fuerzas francesas, en  1838.

   -La anexión de Texas a los Estados Unidos, en 1845.

   -La guerra contra los Estados Unidos, en 1847.

   -La firma, el 2 de febrero de 1848, del Tratado de Guadalupe  Hidalgo, mediante el cual México cedió a los EE.UU. Nuevo México y  Alta California, recibió un pago de 15 millones de pesos y perdió  la mitad de su territorio.

   -De 1833 a 1854, Antonio López de Santa Anna dominó el escenario  político.

   -Estalló la Revolución de Ayutla en 1854, bajo el mando del  general Juan Alvarez.

   -En 1857 se redactó la Constitución y ocupó el gobierno Ignacio  Comonfort.

   -La intervención francesa en 1862.

   -El imperio del archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo  (1864-67).

   -La restauración de la República.

   -La entrada de Benito Juárez a la ciudad de México el 15 de  julio de 1867.

   -Juárez ocupa la presidencia desde 1858 hasta su muerte en 1872.

   La muerte de Benito Juárez García, el 18 de julio de 1872,  sorprendió a la nación. El licenciado Sebastián Lerdo de Tejada, de  acuerdo con las leyes, ocupó el cargo para concluir el período en  1876. Al intentar la reelección, Porfirio Díaz le declara la guerra  al gobierno mediante el Plan de Tuxtepec. Antes, para oponerse a la  reelección de Juárez, Díaz se había lanzado a la lucha por medio  del Plan de la Noria, pero fracasó en su intento de derrocar  militarmente a su coterráneo.

   Con el apoyo de reconocidos políticos y jefes militares  disgustados con el proyecto de Lerdo, Porfirio Díaz llega al poder  en 1876. Entre los hombres que apoyaron decididamente el Plan de  Tuxtepec figuraron: Filomeno Mata, director del "Diario del Hogar";  Vicente Riva Palacio, director del periódico "El Ahuizote"; Ignacio  L. Vallarta, Donato Guerra, Manuel María Zamacona, Justo Benítez,  Jerónimo Treviño, Francisco Naranjo y Trinidad García de la Cadena.  Estos personajes jugaron un papel relevante durante la dictadura  porfirista. A partir de su llegada al poder, salvo el período de  1880-84, cuando ocupó la Presidencia su compadre, el general Manuel  González, Porfirio Díaz sólo la abandonará cuando la Revolución de  1910 lo expulsa del gobierno y del país.

   Es necesario revisar conscientemente las fuentes históricas con  la finalidad de reconstruir los hechos que han trascendido en la  vida de la sociedad. Es con la práctica del análisis crítico como  se puede explicar el presente; con el auxilio de la analogía,  reflexionar en torno a la participación de los sectores y de esa  manera llegar a la emisión de juicios que se acerquen a la  realidad. Mediante el interés hacia los hechos históricos la  población puede disipar las cortinas de humo que se imponen por  medio del discurso oficialista con la finalidad de justificar sus  actos. En ocasiones, mediante el servilismo de algunos  intelectuales se magnifican las aberacciones de los gobernantes;  los dogmatismos y la constante repetición de testimonios  convencionales pueden tendenciosamente tergiversar la verdad y  promover una cultura con base en conjeturas que, a la larga, pueden  contribuir a deformar la memoria histórica de los pueblos y,  finalmente, convertir a los sujetos en víctimas contemplativas de  las circunstancias sin llegar jamás a la posibilidad de comprender  justamente el contexto de su realidad como seres pensantes y  responsables de la construcción de la historia colectiva.

   Es mucho lo que se ha escrito sobre el período del porfiriato y  aún falta mucho por escribirse. Durante más de treinta años la  sociedad mexicana sufrió la prevaricación y los denuestos de un  sistema que se fue desgastando apoyado en el imperio de la sinrazón  y la barbarie. Para acallar a la población la dictadura optó por  las persecuciones, los crímenes y las atrocidades contra sus  críticos. Intelectuales honestos, periodistas íntegros y valerosos;  profesores apóstoles de la verdad, políticos creyentes en la  democracia, jóvenes hombres y mujeres, obreros y campesinos  sufrieron los embates de la mano criminal de un sistema que se  extravió en el falso orgullo de creerse insustituible.

   De hecho, por la esclavitud a que estaba sujeta, la clase  trabajadora aceptaba esa situación porque desconocía las bondades  de la libertad. El aparato político que construyó la dictadura  porfiriana la llevó finalmente al desastre. Muchos eran los  inconformes que pronto se aliaron a la figura endeble, pero con  propósitos bien intencionados, de Francisco Ignacio Madero  González, quien, conocedor de los principios de la democracia, se  prestó a encabezar una lucha que culminó con la caída de un sistema  oprobioso.- M.M.H.- Mérida, Yucatán, noviembre de 1997.

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