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MISERIA DE LOS ZAPATOS

MISERIA DE LOS ZAPATOS

Artículo creado por H. G. Wells. Extraido de: http://www.lainsignia.org

13 de Septiembre de 2005

 

La miseria de los zapatos, ''This misery of boots'', es un breve folleto de H.G. Wells que, publicado en 1907, conoció un gran éxito.

 

"No tiene sentido, decía uno de mis amigos, reflexionar sobre los zapatos". A mí, sin embargo, siempre me ha gustado mirarlos y reflexionar sobre ellos. Tengo la extraña idea de que las cuestiones más complejas se podrían comparar con los zapatos, y quizás por esto los zapateros son tan a menudo filósofos. Quizás el destino me ha dado esta convicción. Gran parte de mi infancia la he pasado en la cocina de un sótano; la ventana daba a un pasillo encajonado y cerrado por un enrejado, delante de la ventana de la tienda de mi padre. De manera que cuando miraba por la ventana, en lugar de ver -como los niños de una educación superior- la cabeza y el cuerpo de la gente, veía su base. Y conocí a toda clase de tipos sociales, simplemente como zapatos y, más exactamente, como suelas de zapatos. No fue sino más tarde, y no sin estudio, que ajusté a estas bases cabezas, cuerpos y piernas.

Se paraban junto a la tienda botines y zapatos (sin duda alguna con la gente encima): finos y pretenciosos botines de mujer: buenos o malos, unos nuevos y en buen estado, otros desgastados por la marcha, compuestos o para componer; calzados de hombres, bastos o finos, zapatos de goma, de tenis, zuecos. No vi zapatos amarillos, no estaban de moda aún; pero vi almadreñas. Los zapatos venían y convergían en la ventana, y el desarrollo emocional de estos duos se expresaba por la agitación continua o por los puntapiés.

... Esto puede, en cierto modo, explicar que me preocupe de los zapatos.

Pero mi amigo creía que no había por qué pensar en los zapatos.

Mi amigo era un novelista realista, y un hombre al que había abandonado toda esperanza. No sé cómo la esperanza había salido de su vida; alguna enfermedad sutil del alma había terminado por quitarle toda iniciativa y la fe en el porvenir, y ahora intentaba vivir los años de ocaso que se abrían delante de él, en una especie de confort libresco, rodeado de cosas que parecían apacibles y bellas, cuando no pensaba en las que son penosas y crueles. Nos cruzó un vagabundo que arrastraba su pierna por el camino.

"Talón torcido", dije cuando le hubimos pasado; "por estas carreteras mal empedradas nadie va con los pies descalzos". Mi amigo hizo un gesto hosco y hubo un pequeño silencio entre nosotros. Los dos pensábamos; después de un rato cuando comenzamos a hablar de nuevo, y hasta que se hartó, hicimos el recuento de la miseria de los zapatos.

Estábamos de acuerdo en que para la mayor parte de la gente de este país, los zapatos son constantemente una fuente de aflicción, una causa de sufrimiento de malestar, de disgusto, de inquietud. Para hacernos una idea concreta de la cosa, intentamos estadísticas arriesgadas. "A esta hora". dije, "una persona de cada diez en estas islas sufre por sus zapatos".

Mi amigo pensó que más bien era una de cada cinco.

"En la vida de un hombre pobre o de la mujer de éste y más todavía en la vida de sus hijos, esta miseria de los zapatos se presenta y se repite de año en año y de día en día".

Hicimos una especie de clasificación de estos males. Hay el mal de los zapatos nuevos.

Están hechos de materiales malos, impermeables al aire y, como suele decirse, "pesan en lo pies".

No están hechos a la medida. Mucha gente se compra zapatos hechos; no pueden pagarse otros, y con la dócil filosofía de la pobreza, los llevan para "hacerse a ellos". Tienen el pulgar y el dedo pequeño apretados, el empeine del pie oprimido e inflado; y como una especie de acompañamiento crónico de estas presiones, los callos y todas sus miserias. Los pies de los niños están verdaderamente torcidos por este método de adaptar al ser humano a la cosa; y como consecuencia de todo esto, a mucha gente le da vergüenza dejarse ver con los pies descalzos. (Yo tenía la costumbre de invitar a la gente que venía a verme en los días calurosos a jugar al tenis sobre hierba con los pies descalzos -una cosa deliciosa-, pero me di cuenta que muchos estaban molestos al pensar que tenían que exponer dedos torcidos y callos, y otras desgracias de este género).

El tercer mal de los zapatos nuevos es que están mal hechos y con malos materiales, crujen y hacen un insolente comentario sobre el paso de la gente. Pero estos males son pequeños al lado de los que aparecen cuando los zapatos han sido usados. Es entonces cuando aprietan seriamente. De estos males de los zapatos pasados, mi amigo y yo , antes de que él abandonase la partida, habíamos contado tres clases principales:

Existen las diversas clases de irritaciones debidas al roce: la peor, sin duda alguna, es la del talón, cuando algo va mal en la caña, cerca del talón. Cuando era un chiquillo, he tenido que soportar eso días y días, pues no había otros zapatos para mí. Después está la irritación que se produce cuando la plantilla interior del zapato se pliega, muy parecida a la que conocen los pobres por los calcetines zurcidos a menudo y a la ligera. Y después tenemos la irritación de los zapatos hechos que se han comprado un poco anchos o un poco largos, para evitar las apretaduras y los callos. Al cabo de poco tiempo se hace un pliegue a lo ancho de la parte vacía en la parte de delante, y cuando el zapato se acartona por la humedad o por alguna otra causa, la base de los dedos se pellizca. Así, por más que haga, no se librará de ello. Tengo también un recuerdo muy vivo del roce de los nudos que se hacen para arreglar los cordones que se rompen -pues no siempre se pueden comprar cordones nuevos- y que se notan por dentro. Y finalmente el roce de la lengüeta que se pliega.

Después están los miserias que proceden del desgaste de la suela. Está la torcedura del tobillo porque ya no hay tacón y la sensación de que no se está seguro: igualmente la desagradable sensación de que no se tiene buena presencia de espaldas, que mucha gente debe soportar.

Me es casi siempre penoso andar detrás de las chicas jóvenes que van a su trabajo, que tienen que andar mucho para ir y volver y usan mucho sus zapatos, porque sus tacones parecen estar siempre torcidos. Las jóvenes deberían estar siempre bonitas; y la mayor parte podrían estarlo si no fuese por sus pobres pies torcidos, la gracia de sus andares echados a perder y esa especie de desviación de columna vertebral, todo lo cual me afecta y hace que me ponga furioso con un mundo que las trata así. Y después están los clavos que salen, los clavos de los zapatos. Se esfuerza uno en marchar valientemente, con la esperanza de encontrar pronto un rincón tranquilo y un momento favorable para remachar su clavo. En tercer lugar coloco en este capítulo la suela que golpea. Mis zapatos terminaban siempre por ahí; gastaba primero la delantera y la suela se volvía de delante hacia atrás. Cuando se anda se pone a raspar el suelo. Se dan pasos fantásticos para evitar esto; uno se siente horriblemente avergonzado. Al final hay que sentarse descaradamente en el borde del camino y cortar lo que sale.

Nuestra tercera clase de miseria fue la de las grietas y vías de agua. Sobre todo son sufrimientos morales, la humillación de ver esta horrible abertura entre la parte que cubre los dedos y lo alto de los zapatos, por ejemplo; pero además hay que relacionarlo con los enfriamientos, los catarros, y una larga serie de consecuencias desagradables.

Hablamos también de la miseria de sentarse a su trabajo (como lo hacen tantos escolares en Londres todos los días de lluvia) con la suela de los zapatos gastada y agujereada, que ha cogido agua, y de constiparse...

Y de estos ejemplos, mi pensamiento iba a otros. Hice un descubrimiento. Siempre había censurado a la gran masa de pobres londinenses por no pasar los domingos y días de fiesta en hacer buenas marchas, el mejor de los ejercicios. Me había permitido decir un día a Margate: "¡Qué idiotas son todos estos jóvenes que no paran de dar vueltas alrededor de los quioscos de música, en lugar de corretear por las colinas de Kent!". Pero me he arrepentido de estas palabras. ¡Grandes correrías!. Sus zapatos le hubieran hecho daño. Sus zapatos no hubieran resistido. Lo comprendí todo.

Pero mis palabras iban más lejos. Ex pede Herculem, dije: estas miserias de los zapatos no son más que un ejemplo. Los vestidos que lleva la gente no son mejores que sus zapatos, y las casas donde viven son muchos peores, ¡Y pensar en el triste almacén de ideas, con errores y prejuicios, donde sus pobres espíritus han sido ahogados por su educación!. ¡Piense en la manera que esto les abruma y les irrita!. Si alguien expusiera la miseria de estas cosas... Piense un momento en los resultados de una alimentación pobre, malsana, mala; en los ojos, en las orejas, en los dientes mal cuidados!. ¡Piense en la cantidad de dolores de muelas

"¡ Le digo que no hay que pensar en esas cosas!", gemía mi amigo, con acento de desesperación; y no quiso oír nada más a ningún precio...

¡Y pensar que en otro tiempo había escrito libros llenos de estas mismas preguntas, antes de que la desesperación le hubiese hundido!

Conozco una persona, otro de mis amigos, que puede atestiguarlo, que ha conocido todas las miserias de los zapatos y que, ahora, las ha superado, pero no las ha olvidado. Una buena oportunidad, puede que ayudada de una cierta habilidad por su parte, le ha elevado de la clase donde uno se compra sus zapatos y sus trajes de lo que queda de 280 pesetas por semana, a aquella donde se gastan de 30.000 a 40.000 pesetas al año (1) en vestirse a veces se los manda hacer a medida, los guarda en un armario conveniente y tiene gran cuidado con ellos; de manera que sus botines, sus zapatos, sus zapatillas no rozan, ni aprietan, ni crujen, ni le hacen daño ni le incomodan, ni le molestan nunca, y cuando extiende sus pies delante del fuego no le recuerdan que es un pobre diablo, buscando su endeble vida en las sobras del mundo. Se imaginarán que tiene todas las razones posibles para felicitarse y ser dichoso, viendo que han llegado los días buenos después de los malos. Pero, tal es la rareza del corazón humano, no está contento en absoluto. El pensamiento de que tantos están peor que él en esta cuestión del calzado no le da ninguna satisfacción. Sus zapatos le hacen daño por mandato.

La cólera que ha conocido otras veces, sufriendo él mismo, cuando arrastraba tristemente los pies a través de la animación alegre de los barrios elegantes de Londres, metidos en zapatos que le hacían daño, la siente igualmente viva ahora que anda bien a gusto, per entre gente de la que sabe, con una inexorable clarividencia, que sufren de una manera casi intolerable. No tiene la optimista ilusión de que las cosas van bien para ellos. La gente estúpida que ha estado siempre acomodada, que ha tenido siempre buenos zapatos, pueden pensar así, pero él no. En cierto sentido el pensamiento de los zapatos le enoja más que antes. Antes estaba descontento de su suerte, pero descontento sin esperanza; pensaba que los zapatos malos, los vestidos feos y modestos, las casas enmohecidas, formaban parte de la naturaleza de las cosas. Ahora, si ve a un niño que llora o refunfuña y tropieza en el pavimento, o a una vieja campesina arrastrarse penosamente a lo largo de un sendero, no ve ya en ello la garra del Destino. Su cólera está iluminada por el pensamiento de que hay locos en este mundo que hubieran debido prever e impedir esto. No maldice más el destino, sino la imbecilidad de los hombres de Estado y de la gente poderosa y responsable, que no han tenido ni el coraje ni la valentía ni la intención de cambiar la mala organización que nos da estas cosas.

No crean que insisto sin razón sobre la buena suerte de mi segundo amigo, si les digo que antes estaba siempre fastidiado y con el ánimo triste, que cogía resfriados a causa de sus malos trajes, sentía vergüenza de su apariencia sórdida, que sufría con sus dientes mal cuidados y con una alimentación mediocre, tomada a malas horas, con la casa fea y malsana de donde vivía y con el aire corrompido de ese barrio de Londres, con cosas que en verdad, están muy por encima del poder de un pobre hombre sobrecargado de trabajo el poder remediarlas, si no se le ayuda... Y ahora todas estas cosas enojosas han salido de su vida; ha consultado dentistas y médicos, no tiene casi días ensombrecidos por resfriados, no tiene absolutamente ningún dolor de muelas ni indigestiones.

Mi intención, al contar la buena suerte de este hombre afortunado, no es otra que demostrar que esta miseria de los zapatos no es una maldición inevitable lanzada sobre la humanidad. Si puede escapar uno, los demás también. Sería completamente abolida, si se considerara con interés. Si usted sufre, o, lo que es más importante para la mayor parte de los hombres, si alguien a quien usted quiere o sufre por los zapatos, porque le hacen daño o porque son muy feos y no puede hacer nada para remediarlo, es simplemente que le ha tocado el lado malo de un mundo mal gobernado. No todos están en el mismo caso.

Y esto que he dicho de los zapatos es verdad respecto a todas las otras pequeñas cosas de la vida. Si su mujer coge un resfriado fuerte porque sus zapatos son demasiados finos para la estación, o no tiene ganas de salir porque está muy mal vestida; si sus hijos están afeados por bultos, o por trajes sucios, viejos y que no son de sus talla; si es taciturno y dispuesto a pelearse con cualquiera no acepte creer la pesada broma de que ese es el triste destino de la humanidad. Esas gentes que usted quiere viven en un mundo mal repartido del que solo conocen el lado malo, y todas esas desgracias son la demostración cotidiana.

Y no diga: "Es la vida". No crea que esas miserias son el resultado de una maldición inevitable. La prueba de lo contrario la vemos claramente Hay gentes, no más merecedoras que otras, que no sufren ninguna de estas cosas. Puede tener la idea de que usted no merece más que una vida miserable y pobre en la que sus zapatos le harán siempre daño; pero ¿es que los niños, las jóvenes y toda la multitud de pobres y honestas gentes no merecen nada mejor?

 

17 comentarios

J de Jesus Barrera Duran Gpo 472 -

La miseria de los Zapatos es una reflexion de como muchos nos dejamos llevar por el dicho que asi es la vida y no buscamos la manera de superar nuestra posicion, al nacer todos nacemos con las misma habilidades, claro algunos con muchas mas fortuna que otros, pero esto no quiere decir que no se pueda salir adelante y ser lo mejor que se puede ser. Podemos ver muchos casos de la vida real, donde personas que han nacido sin tener nada en absoluto y llegaron a poseer inmensas fortunas y no solo de cosas materiales, sino de cualquier indole, como el conocimiento, lo esperitual etc.

karen villanueva 534 -

este artíciulo es muy bueno he importante ya que nos deja una gran reflexión d ela vida y es una muy buena moraleja. Para mi en lo especial es el reflejo de lo que casi nos ha pasado a todos algun día jemos carecido de zapatos o hemos tenido molestias con ellos, asi es como nos sentimos con la carga que tenemso aveces llena de problemas y preocupaciones hay muchos comentarios que hace la gente a veces sobre la pobvres y todo eso pero digo a mi me da coraje escuchar que digan eso ya que el que nos haiga tocado nacer en un lugar humilde o con carencias, no significa que tenemos que vivir así toda la vida creo que llega la edad en que todos somos autosuficiente sy podemos luchar por lo que cada uno de nosotros desea cada uno de nosotros tenemos la fortuna de escoger la vida que queremos vivir el destino para mi no existe, nosotros construimos nuestro propio destino.

gustavo valencia 472 -

me parece uqe este articulo nos deja una gran reflexion de como queremos ser vistos ante la sociedad asi el como la sociedad cataloga ala gente pero mas uqe nada el mensaje esta en que todos podemos lograr lo uqe nos proponemos solo es cuestion de dedicacion persistencia y esfuerzo y como tambien existen personas con la facilidad de ser mejores ya uan asi estos desperdician la oportunidad que se les brinda.

ivon rivera 472 -

este articulo realmete es increible te hace reflexionar de las divercidades en la sociedad realmente como estamos etiquetados por nivel economico que una simple obserbacion a los zapatos te hace saber aque nivel pertenece la gente en realidad es una gran metafora de la sociedad y todos sus valores y el gran esfuerzo que tenemos que hacer para poder obtener una buena pocicion economica y asi realisar nuestros sueños y n ser marcados como gente conformista y algun dia mirar los zapatos que teniamos y los que en la actualodad usamos mejorar es el punto el esfuerzo y la dedicacion.

Nayla Sanchez Raron 472 -

Miseria de los zapatos es un articulo con una metafora que es un indicador muy feaciente de la cruel realidad a la cual se ve sometido un sector de la sociedad y le toca por ende padecer por situaciones criticas y penosas como el tener unos zapatos enmohecidos por el agua de lluevia y por lo tanto contraer una gripe que hubiera podido ser evitada con un zapato de mejor calidad.
Es por ello consiente de que la calidad, la apariencia en general, el desgaste de los zapatos, nos muestran en general el estrato social de la persona portadora del calzado, pero asi como hay personas que estan del lado opuesto, osea las personas afortunadas que pueden contar con un excelente calzado, nos permite observar que si existe la forma de pasar del otro lado, solo es cuestion de ser consientes que existe una posibilidad real de mejorar.
Como punto final yo pienso que esta en cada persona el seguir usando un zapato desgastado y con agujeros a uno de alta calidad y gran confort.

alvarado guerra luis 472 -

en este articulo vemos que desde los tempranos años del siglo XX si no es que anteriormente se viene observando el problema de la mala reparticion de los bienes o mas bien dicho el mal manejo de los gobiernos.

en la ctualidad hay mucha gente que piensa que lo que tiene o lo que le sucede es porque simplemente asi le toco vivir o como el articulo lo mensiona, por que es nuestro destino, ciertamente si podemos decir que es lo que nos toco vivir pero no ha sido por desicion propia, ai no que nos han hecho creer que es nuestro destino.

desgraciadamente estamos sumergidos en un sistema bastantante egoista, en el que no se velan por los intereses de todos los cuidadanos, se crean programas de estudios que lejos de hacer mas culta e inteligente a la gente les enseñá a ser sumisos y obedientes al sistema, aceptando la realidad como un hecho inmejorable.

Denisse Campero Campas 234 -

interesante articulo, que nos habla de que cada uno de nosotros podemos tener el destino que querramos, quitandonos los obstaculos o las cosas que nos incomoden en nuestra vida (en este caso eran los zapatos) pero obviamente no solo hay zapatos incomodos, tambien pueden existir personas que no nos dejen triunfar en la vida y por lo mismo hay que alejarnos de ellas...

juan manuel salinas chaidez -

bueno la realidad de todo esto es que si los zapatos nos quedan chicso hay que buscar otros que nos queden ala medida y no nos afecten por que la vida es asi claro que los pobres no pueden aser eso pero siempre se puede buscar una manera de superarse , claro que por los zapatos nos podemos dar cuenta de quien es la gente si nos damos cuenta que hay gente que trae zapatos de mas de 300 dlls
que para estarlos pisando por que no ayudar a otra persona que ba descalsa???? tal vez con eso

Fernando Haupt Gutierrez -

En lo particular, siempre he pensado que los zapatos reflejan muchos aspectos de una persona, desde su nivel socioeconomico hasta su personalidad. El articulo me parece interesante ya que refleja la situacion actual que viven los mas de 4 mil millones de personas en pobreza extrema alrededor del mundo, quienes muchas veces sobreviven con dos dolares diarios. En particular, creo importante hacer mencion del paquete fiscal 2010, y la propuesta que se habia hecho de cobrar el 2% (Contribución para el Combate a la Pobreza), medida que no me parece sea la adecuada para ayudar a estas personas, creo que para ayudarlos a superarse, es necesaria la creacion de empleos por parte del gobierno de nuestro pais y la contribucion del sector privado, creo tambien que hay que apostar a la educacion y no a otras medidas como el alsa de impuestos, que lo unico que hara sera sumir en la probreza a mas mexicanos y aumentar este numero.

genaro gastelum morales grupo 235 -

la miseria de los zapatos.
el articulo relaciona a las personas q siendo iguales posen menos cosas, no es posible que todos vivamos en el mismo mundo pero no gozemos de las mismas cosas de las misma calidad de zapatos, no es posible ver a gente que no tenga zapatos y que por no enfermarse usen algo que les causa otras enfermedades, bien dicho el mundo esta mas organizado, si las personas que tienen mas de tres pares dieran unos de sus zapatos nuevo s a los que con trabajos tienen uno, pues seri alo ideal donde la cooperacione entre todos nos llevar aal bienestar.
hay que modificar nuestara actitud y ser concientes de que hay muchas personas que necesitan y qeu se ezfuerzan para obtener lo que en verdad ocupan.
el mundo seria diferente y por lo tanto seria mejor.

Marcos Aguilar grupo:534 -

Es una lectura interesante y esta a pegada a lo que es la realidad que la gente sufre por como les toco vivir, pero yo creo que ellas siguen asi por que no quieren superarse ni seguir mejorando su vida, todas las personas nacemos con una suerte en un ambiente que nuestros padres an formado, si este ambiente es bueno pues que suerte tu vimos y que en nosotros el mantenerlo y seguir progresando tanto social como individualmente, pero si dio lal miseria de nacer en un ambiente malo de igual forma esta en nosotros si nos conformarmos y seguimos en este, pero si que remos esta en nosotros combiarlo y si se puede, por que nosotros como personas somo capaces de hacer inmencidad de cosas para poder mejora social e individual mente.

pero esta en nosotros si queremos seguir sufriendo con los mismos zapatos o damos un gran pasos para cambiar para ser mejores y mantenernos asi.

BOJORQUEZ DOMINGUEZ MIRIAMJANETH -

MISERIA DE LOS ZAPATOS

ESTE ARTICULO SE RELACIONA CON LA POBREZA, LA MISERIA COMO SU TÍTULO LO DICE, VIÉNDOLO DESDE UNA PERSPECTIVA BASTANTE PECULIAR PORQUE REFLEXIONA SOBRE LOS ZAPATOS, Y ES CIERTO YA QUE EN ESTOS SE REFLEJA EL NIVEL DE VIDA DE LAS PERSONAS, POR SUPUESTO CUANDO UNA PERSONA ES POBRE COME CUANDO PUEDE Y A LA HORA QUE SE LE FACILITE A CONSECUENCIA DE ESTA MALA ALIMENTACIÓN SE GENERAN PROBLEMAS DE SALUD. PERO EN ESTE MENSAJE SE MENCIONA QUE SE PUEDEN CAMBIAR ESTAS COSAS, NO TIENEN PORQUE SER ASÍ TODA LA VIDA, YA QUE PUEDES REALIZAR CAMBIOS EN TU VIDA PARA MEJORAR, PARA LOGRARA CAMBIAR EL ESTILO DE VIDA MEDIANTE LA SUPERACIÓN PERSONAL, SI LAS PERSONAS SE LO PROPONEN LAS CIRCUNSTANCIAS SE PUEDEN MEJORAR SIN LUGAR A DUDA. CUANDO LAS PERSONAS DEJAN DE USAR ZAPATOS MISERABLES Y EMPIEZA A USAR ZAPATOS FINOS NO DEBE OLVIDAR SER AGRADECIDA CON QUIENES LO AYUDARON A LLEGAR AL ÉXITO, Y MEJOR AUN CON LA VIDA MISMA Y UNA FORMA DE AGRADECER ES RETRIBUYENDO LO QUE SE TE DIO, POR EJEMPLO HACIENDO ALGO POR CAMBIAR LA MALA SITUACIÓN DE OTRA PERSONA QUE ESTÉ UTILIZANDO ZAPATOS QUE LE INCOMODEN.

iris yuliana andalon carrillo -

es verdad que a veces el uso de los zapatos nos hacen algo miserables, y estoy de acuerdo con la lectura sobre los callos y esos recuerdos que dejan unos zapatos apretados, yo soy una de esas "victimas"cuando era niña de repente mis tenis favoritos empresaron a apretar... es muy molesto mas sin embargo no lo considero ninguna maldicion, porque aun con la mala situación economica por la que la mayoria atravesamos cada uno de nosotros decide que zapatos usar, claro conforme a nuestro presupuesto para ello,en realidad creo que en la actualidad son muy pocas las personas que sufren por la miseria de los zapatos y creo que esas son las personas que se encuentran en pobreza extrema y que tal vez ni siquiera cuenten con un solo par; fuera de hay los que sufren es por que asi lo quieren, o deciden sacrificar el confort ante la belleza; yo creo que lo importante es estar comodo y asi de facil al que no le guste que no nos vea.

Olguin Nieto Manuel Alejandro - Grupo 234 -

Cierta la interpretacion que muestra el articulo, antes que nuestros pies, nuestros zapatos son quien soportan todo nuestro esfuerzo o trabajo, quienes se desgastan y en cierto momento se sienten incomodos, sin embargo debemos de aprovechar nuestro tiempo al maximo asi tengamos miles de problemas, como lo menciona, nuestros zapatos cargan con todo y no lo vemos, si fuera descalzo, no podriamos ni seguir adelante, asi sean zapatos nuevos o desgastados cada persona tiene sus problemas, eh ahi el dicho "ponte en los zapatos de esa persona" no presisamente que te los pongas si no que tal vez esos zapatos hayan tenido mas desgaste en problemas de los que te imaginas.

Ernesto Alonso Garcia Cespedes Grupo 234 -

Es muy interesante esta lectura ya que los zapatos al igual que los pies soportan todo el peso que tenemos, pero de la misma forma refleja tambien toda la carga de pesares y males que aunque no se ven, se sienten.
Yo viví en una epoca en la que mis zapatos eran incomodos y a veces hasta llegue a tener zapatos agujerados como dice el artículo, pero se puede cambiar, es cierto que esta es la vida que nos toco vivir, pero nadie nos dice que tengamos que vivirla asi por siempre. La esperanza no debe morir y siempre hay que caminar erguido y de frente a los problemas y asi la carga sera mas liviana y podremos superar los obstaculos mas facil.

Damiana Rubio 534 -

Creo que la moraleja de esta lectura es hacernos ver que nosotros somos los únicos responsables de lo que nos sucede, que nosotros somos los que podemos cambiar lo que creemos es nuestro destino.
Todos tenemos varias cuestiones en nuestra vida que nos molestan (en este caso los zapatos) pero hay que saber manejarlas y saber destacar de esas fallas lo mejor.

Alejandra Parra Reyes Gpo 235 -

El simple desequilibrio que hay entre una clase de personas y otras reflejada por la miseria de los zapatos...
Dejemos de pensar que es parte del destino vivir con esos zapatos,,, no podemos permitir que las miradas de quienes se sienten grandes nos hagan sentir pequeños.
Si ellos pusieron porque nosotros no??? nosotros somos los unicos responsables de nuestras vidas y de lo que dejamos que pase en su tiempo, no nos arrepintamos de las cosas que pudimos y no hicimos.
el paso esta listo para darse pero si las ganas de salir de ese punto no son lo suficientemente deseables, tristemente no podremos escapar de esos zapatos que nos molestan, nos hieren y nos hacen sufrir.