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anulando el voto en México. La mercadotecnia de una alternativa política

anulando el voto en México. La mercadotecnia de una alternativa política
Alberto Bayardo Pérez Arce -
abayardo@iteso.mx
Coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Gestión Pública del ITESO



Este artículo se maneja desde la perspectiva de la mercadotecnia política.

Resumen: Desde la perspectiva de la mercadotecnia política el movimiento mexicano a favor de la anulación deliberada del voto tiene características que lo vuelven muy competitivo en relación con el sistema de partidos actualmente imperante, y ello explica el alto impacto que está teniendo en el ámbito electoral previo a las elecciones del próximo 05 de julio de 2009.

Palabras clave: mercadotecnia política, movimientos ciudadanos, organizaciones políticas, sistema de partidos, sistema político, anulación del voto, campañas políticas, elecciones, clase política.

De acuerdo con Luis Ignacio Arbesú, la mercadotecnia política “implica considerar las relaciones sociales, en general, y las de poder, en particular, como intercambios fundados en una relación entre demandantes y oferentes”.1 En ese orden de ideas se presentará un análisis para determinar el tipo de relaciones sociales y de poder que ha establecido con la ciudadanía mexicana el movimiento ciudadano a favor de la anulación del voto en las elecciones a celebrarse en México el 5 de julio de 2009, y que en el momento de redactar el presente trabajo todavía estaba en proceso; dichas relaciones sociales y de poder deberían de explicar el por qué de su rápida expansión. Para llevar a cabo tal análisis se considerarán de una manera global las propuestas presentadas por diversas organizaciones adherentes a este movimiento2 pues sus características así lo ameritan.

Podrá parecer extraño que se utilice la mercadotecnia política como herramienta para analizar el trabajo de un movimiento social, dado que no es ni un partido político, ni siquiera una organización no gubernamental, pero en la medida en que dicho movimiento a favor de la anulación del voto ha generado diversas iniciativas colectivas, así sean incipientes, cae dentro de lo que Arbesú denomina “organizaciones con vocación social”, que son aquellas que “tienen como objetivo la modificación de opiniones, actitudes o comportamientos tendientes a la mejora de grupos sociales o de la población en su conjunto”.3 En el caso del movimiento que nos ocupa, es clara su intención de buscar una mejor situación para la población en su conjunto, mediante el establecimiento de nuevas reglas del juego en el sistema político mexicano que permitan una verdadera participación de la ciudadanía. Para lograrlo el movimiento ciudadano a favor de la anulación del voto hace un llamado general a dejar de lado la apatía electoral y participar expresando el rechazo al actual estado de cosas de una manera pacífica pero evidente, que en este caso es mediante la anulación deliberada del voto en las elecciones del 5 de julio de 2009, en las que se renovará la Cámara de Diputados, y en algunos Estados se elegirá a Alcaldes y/o Gobernador. De este modo podemos afirmar que la mercadotecnia política resulta una herramienta adecuada para analizar este caso.

Ahora bien, como organizaciones con vocación social, los promotores de la anulación del voto necesitan “vender sus servicios, ideas o proyectos a un público heterogéneo”.4 Esta situación de heterogeneidad los ha llevado a no entrar en demasiados detalles de lo que se pretende lograr, pues de otra manera resultaría casi imposible presentar una propuesta que pudiera ser aceptada por un gran número de personas; así, buscan convencer a la ciudadanía de que anular el voto es lo que mejor responde a sus necesidades o demandas.5 En este sentido hay quien se pregunta si la aparente buena aceptación que ha tenido la propuesta6 responde a una necesidad real, de expresión de un malestar público, o en realidad se trata de la manipulación política de la ciudadanía para hacerle percibir la necesidad de algo que no tenía claro que requería.7

La preocupación de que alguien está intentando manipular a la ciudadanía con la intención de dañar la incipiente democracia mexicana ha sido expresada de diversas maneras desde que la idea de anular el voto en las elecciones comenzó a cobrar fuerza como alternativa, tanto por parte de los partidos políticos quienes compiten directamente con el movimiento pro anulación del voto, por obtener el favor de la ciudadanía en su calidad de conjunto de electores, como por parte de las demás autoridades vinculadas al sistema electoral, a quienes podemos considerar la competencia “indirecta” del movimiento de anulación del voto. Si nos guiáramos únicamente por la inquietud que ha manifestado la clase política podríamos pensar que la campaña de anulación del voto está resultando exitosa, y que incluso está llegando a una segunda población objetivo: la clase política mexicana, en cuyo caso se buscaría la modificación de su comportamiento en lo referente a la manera en la que ha establecido las reglas del juego político, es decir, se busca que lo haga de manera incluyente. No se quiere afirmar con esto que quienes impulsan la anulación del voto como forma de protesta contra el hecho de que unos cuantos se han adueñado de los recursos públicos ya hayan logrando su objetivo, que sería la modificación de la conducta de la clase política, pero sí es importante dejar claro que ya le llegó a los políticos el mensaje de que un segmento de la ciudadanía espera otro tipo de comportamiento por parte ellos, pues el actual no le resulta satisfactorio. Esto de por sí puede considerarse un gran avance, no solo porque implica que la clase política mexicana ya no puede asumirse ajena a la petición, sino porque la propia ciudadanía comienza a darse cuenta de que existen formas efectivas de expresar su desencanto hacia quienes le han prometido una mejor calidad de vida, lo que tendrá repercusiones en futuras campañas ciudadanas que persigan objetivos semejantes.

Ahora bien, ¿qué es lo que han ofrecido quienes integran el movimiento a favor de la anulación deliberada del voto en las elecciones?, es decir, ¿a qué se debe la penetración que tiene en el público esta forma de protesta, misma que a la larga podría afectar la gobernabilidad y legitimidad,8 y con ello la forma en que toman decisiones los políticos? ¿Y en contraparte qué le ofrece a los electores el conjunto de la clase política a cambio de que le permitan seguir tomando decisiones de la misma manera en que actualmente lo hace?

Por lo pronto comencemos por comparar los servicios mercadológicos9 que ofrece el movimiento a favor del voto nulo con respecto a los que ha ofrecido la propia clase política mexicana:

a) Servicio de representación, entendido como la facultad de hablar o decidir por otros: El movimiento a favor de la anulación del voto ha expresado de una manera clara y sintética una serie de inquietudes que la sociedad mexicana vive en el momento presente, y ya está representando una ruta de acción. Por su parte el sistema de partidos ha perdido la capacidad de expresar y dar trámite a las inquietudes ciudadanas, pues se ha convertido en un sistema cerrado en sí mismo, al cual se le percibe con un interés exclusivo en aumentar las prerrogativas de los partidos políticos y de quienes los integran, a costa del resto de los habitantes del país.

b) Servicio de conducción social o de gobernabilidad:10 El movimiento pro anulación del voto canaliza la inquietud social le dota de una organización mínima pero suficiente para dar coherencia a la acción colectiva, y ofrece darle continuidad en el tiempo a dicha acción después de la jornada electoral, impulsando la apertura del sistema político a la participación de los ciudadanos de manera independiente de los partidos políticos, pues a estos últimos no se les reconoce capacidad de articular un proyecto que busque el bien general. Este servicio es muy importante y tal vez sea el que ha causado mayor escozor entre los representantes de la clase política, pues es claro que si no pueden ofrecer este servicio a la sociedad pierden su razón de ser, lo que se traduce en falta de gobernabilidad, es decir, en falta de cooperación, e incluso en abierta oposición por parte de la población a la ejecución de los proyectos que se le presenten de parte de la citada clase política. Si los actuales beneficiarios del sistema político quieren seguir ofreciendo este servicio, deberán aceptar la reducción de sus prerrogativas.

c) Servicio de trazado de alternativas o propuestas para la satisfacción de necesidades comunitarias: Dado que ante algunos de los males propiciados por el sistema político en su conjunto no cabe la posibilidad de esperar que de parte del gobierno se brinde una solución, el movimiento a favor del voto nulo ofrece el servicio de mostrar una alternativa concreta y viable, al menos en el corto plazo, para comenzar a elaborar colectivamente una solución al problema de la falta de mecanismos políticos institucionales que recojan las inquietudes ciudadanas y las procesen de manera más o menos satisfactoria.

d) Servicio de presentación de propuestas políticas: El movimiento ciudadano aquí analizado no se ha limitado a la formulación de una estrategia de protesta a través de la anulación del voto, sino que impulsa de un modo u otro una reforma política del Estado mexicano, misma que pasa por el cambio en la asignación de los salarios y los puestos entre los legisladores, y que llega a plantear la necesidad de elaborar una nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, misma que habría de ser elaborada a través de una discusión abierta e incluyente entre todos los actores sociales interesados e involucrados, de manera tal que se modifiquen las reglas del juego político que han propiciado el actual estado de cosas. Este tipo de propuestas más elaboradas es poco probable que pasen por la mente de quien simplemente está harto del sistema y quiere un cambio que le represente una mejor calidad de vida, por lo que es válido considerar al formulación de estos planteamientos como un servicio, ya que articula una serie de demandas de una forma tal que no podría darse de manera espontánea entre la ciudadanía. Por otro lado el sistema político ofrece también este servicio, pero las reglas del juego imperantes hacen que sea para el auto-consumo, es decir, las propuestas políticas son percibidas por algunos ciudadanos como nuevas maneras de seguir “repartiendo el pastel” entre los mismos, de distinta manera, pero entre los mismos.

e) Servicio de gestión y manejo de intereses (en el sentido de velar por el bien del otro): Este servicio no parece ser percibido como algo que se le ofrece a la población por parte del sistema político, de ahí que los proyectos que pretenden hacer reformas sean detenidos por la ciudadanía, a pesar de que para hacerlo deban aceptar el liderazgo de algún miembro de la clase política,11 siempre y cuando pueda generar, al menos temporalmente, la impresión de que sí ofrece ese servicio. Por el contrario, el movimiento a favor de anular el voto genera la impresión de que sus integrantes sí buscan gestionar contextos políticos que permitan promover los intereses de un amplio sector de la población, y no solo los de su propia y personal o grupal incumbencia.

A continuación se hará un análisis, de acuerdo con la propuesta de Arbesú,12 de las características del proyecto de mercadotecnia política implementado por parte del movimiento de anulación del voto para dar a conocer a la ciudadanía los servicios mercadológicos arriba enunciados.

La posibilidad de anular deliberadamente el propio el voto presentada como alternativa permite que las organizaciones que la apoyan tengan claro lo que son y representan, tanto ante sí mismas como ante el contexto en el que la presentan; es de llamar la atención que de una u otra manera los promotores de la anulación del voto han sido muy explícitos en afirmar que no son parte de las agrupaciones políticas existentes, sino que se ostentan claramente como ciudadanas y ciudadanos independientes, pero con interés en la política por sus repercusiones en la vida cotidiana, y por lo mismo con disposición a involucrarse en la construcción de una alternativa.

Como se señaló más arriba, quienes promueven los votos nulos parten de aspiraciones básicas y comunes para ofrecer propuestas políticas aceptables para una comunidad heterogénea, como lo es la ciudadanía mexicana, y es por ello que no optaron por apoyar a alguno de los partidos políticos menores, lo que al decir de algunos pudiera haber resultado más estratégico en términos de propiciar un cambio en las maneras de administrar la cosa pública; haberlo hecho así se hubiera traducido en algo más difícil de consensuar: ¿a cuál de los partidos menores convendría apoyar y por qué? ¿Su propuesta realmente contendría elementos en los que un amplio espectro social se pudiera reconocer? La verdad es que no hay a la vista ningún partido político que pueda ofrecer eso, y tal vez sea otra de las razones por las que se optó por proponer simple y llanamente anular el voto, sumándole al hecho una serie de demandas que fácilmente pueden encontrar eco en la población, como la de que los legisladores se bajen el sueldo y disminuir su número, a fin de que no sigan viviendo de los impuestos pagados por una minoría, lo que tiene un efecto multiplicador muy fuerte en tiempos de crisis económica como la actual.

Aunado a lo anterior, la propuesta de anular concientemente el propio voto considera todos los aspectos necesarios para que sea verdaderamente integral y vincule a los diferentes grupos sociales. Entre ellos se encuentra la actual falta de representatividad de la clase política en su conjunto, así como su bajo rendimiento (al menos en la percepción ciudadana), y el hecho de que para poder participar en la política y/o en la elaboración y ejecución de proyectos que favorezcan la resolución de problemas públicos se requiere aceptar las excluyentes reglas del juego actualmente existentes. Un ejemplo de ello es el hecho de que solo puede ser candidato a un puesto de elección popular quien pertenece un partido político; otro ejemplo es el de que no se toma en cuenta a la ciudadanía para decidir qué obra pública se va a realizar, en lo referente al dónde, cuándo y cómo. Ante esto, se observó que la única posibilidad de protesta contra eso que brindan las reglas del juego es la anulación del voto; esta conclusión resultó tan clara y evidente que las propuestas de continuidad del movimiento ciudadano de anulación del voto después de las elecciones no parecen tener tanta fuerza entre sus adherentes.

La anulación del voto ofrece claras ventajas competitivas frente a otras propuestas políticas pues permite utilizar las propias reglas del juego electoral para hacer visible la protesta ciudadana y la falta de legitimidad de la actual clase política, con base en las estadísticas de los votos nulos que el propio sistema electoral genera, pues por ley en cada elección se debe dar cuenta del número de votos que resultaron nulos. El porcentaje máximo que se ha repostado de votos nulos es de alrededor del 2.5% de la votación total, lo que tradicionalmente ha sido interpretado como fruto de errores cometidos por ciudadanos no bien alfabetizados electoralmente hablando. De este modo no es necesario que cada ciudadano haga constar su decisión de anular su voto,13 ni siquiera de estar presente para tomar nota de cuántos votos se anularon en cada casilla. No ocurre lo mismo con la alternativa de la abstención electoral, pues verificar si las personas que dejaron de acudir a las urnas lo hicieron deliberadamente como un acto de protesta o si lo hicieron por simple desinterés, implicaría la realización de una encuesta a nivel nacional que ningún movimiento ciudadano actual estaría en posibilidades de financiar y realizar, y el propio sistema político se negaría a llevarlo a cabo con recursos públicos pues correría el riesgo de certificar su propia falta de legitimidad.

Otro aspecto que puede ayudar a explicar la difusión tan grande que ha tenido la propuesta del voto nulo es que su oferta establece una clara empatía entre los intereses particulares del ciudadano deseoso de expresar de alguna manera activa, notoria y más o menos eficaz, su hartazgo y decepción del sistema de partidos en particular y del sistema político mexicano en general. En otras palabras, la idea cae muy bien entre quienes están cansados de simples “discusiones de café” en las que se expresa la insatisfacción con el estado de cosas imperante, pero al final todo queda igual.

Finalmente, la alternativa de anular el voto ha generado una alta expectativa en cuanto a las posibilidades que provocar cambios en la situación política de México. Es muy difícil establecer los plazos en los que se espera ver cambios, pero es de esperarse que las expectativas de quienes apoyen esta opción se repartan entre el corto, mediano y largo plazos. De los resultados que se obtengan dependerán los niveles de satisfacción que se generarán, lo que a su vez se traducirá en mayor o menor aceptación o legitimación de la proposición, así como de las subsiguientes que por el estilo se presenten. De cualquier manera, dependiendo de la cantidad de personas que decidan sumarse a esta alternativa de protesta que tiene la ventaja de que puede contabilizarse objetivamente, es de esperarse que a pesar de la resistencia de la clase política en su conjunto se empiecen a abrir brechas en el sistema político que permitan canalizar las inquietudes más inmediatas de quienes manifiesten su inconformidad con el sistema de partidos anulando su voto, pues un movimiento de esta magnitud pone en entredicho la legitimación de los proyectos llevados a cabo por la propia clase política. Dicho de otra manera, podemos afirmar que el solo hecho de que esta campaña haya aparecido y haya tenido eco entre la ciudadanía mexicana es síntoma de que el sistema partidista en su forma actual está generando niveles de satisfacción muy bajos entre quienes no son beneficiarios directos del mismo, que son la inmensa mayoría de la población.

Para concluir afirmo que por lo pronto es muy probable que México no vuelva a ser igual después de las elecciones del 5 de julio de 2009, sin importar el resultado de las mismas, en especial en lo que se refiere al número de votos que resulten nulos. De un modo u otro el debate que a nivel nacional ha suscitado la sola idea de que la ciudadanía se niegue a verse reducida a la calidad de un simple conjunto de electores, sino que a través de la anulación deliberada del propio voto puede expresar su insatisfacción con los partidos políticos por su pobre oferta de candidatos, programas y proyectos, está haciendo que recupere la conciencia de que tiene poder sobre la clase política. ¿A dónde nos llevará esa conciencia recobrada? Tal vez sea muy pronto para anticiparlo, pero esperemos que lleve nos lleve a un sistema que nos permita a los ciudadanos contar con mejores controles sobre la desempeño de los políticos, obligándolos a rendir cuentas de su actuación y decisiones, y al mismo tiempo impida que unos pequeños grupos impongan reglas del juego político que solo favorezcan sus intereses, aún a costa de los del resto de la sociedad.

1 comentario

Nayla Sanchez Rayon 472 -

Anulando el voto, es notable el como para desarrolloar esta campana de inconformidad por parte del pueblo mexicano, se desarrollo toda una investigacion de respaldo para hacer saber a los politicos que estamos hartos de la forma en que se nos ha venido vendiendo promesas vacias y que ahora estamos proponiendo un cambio, porque ya el pais esta cansado de que solo unas personas se beneficien.

Y como esta incluye alternativas de accion para poder levantar la voz de una manera pasiva, pero haciendose notar a travez del esfuerzo conjunto, para poder hacer oir las voces, que si bien no son escuchadas aisladamente si se pueden hacer notar si se reunen todas las personas que estan cansadas de no tener una vida digna para ellos y para sus familias, de servicios de educacion y de salud deficientes en donde parece que se esta rogando para ser atendidos, de no contar con actividades de recreo y culturales satisfactorios, de estar sumidos en la ignorancia y la miseria, el ser explotados por unas cuantas personas con poder.